Acá van a encontrar información sobre algunos de los próceres mas importantes de la historia de Argentina. Espero que les sirva!
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Juan Martín de Pueyrredón
Nació en Buenos Aires
Patriota, precursor de la independencia y Director Supremo. De padre vasco francés, de noble origen y madre argentina de ascendencia irlandesa. Educado en París. Se dedicó al comercio. Se inició en la milicia durante las invasiones inglesas. Al principio actuó como funcionario de enlace entre los ingleses y el Cabildo, pero pronto se percató de que la ayuda para la independencia no vendría de éste y se incorporó a los defensores patriotas.
Junto con sus hermanos organizó el regimiento de húsares en las afueras de Buenos Aires. En mérito a su bravura en la lucha, Pueyrredón fue nombrado teniente coronel del ejército por Santiago de Liniers y confirmado en tal cargo por el rey. Elegido delegado de Buenos Aires para transmitir la buena nueva de la reconquista a España y requerir ayuda para los porteños.
En Europa fue testigo de la decadencia del gobierno español e infirió que la mejor política para su país era la independencia absoluta. Convencido del fracaso de su misión escribió al Cabildo de Buenos Aires, aconsejándole no reconocer al virrey (Cisneros) elegido por la Junta española. Estas cartas fueron interceptadas por Martín de Álzaga, quien convencíó al Cabildo de que Pueyrredon era peligroso para los peninsulares.
Elio, gobernador de Montevideo, recibió órdenes de capturar a Pueyrredón. Este eludió la captura y regresó a Buenos Aires. Se unió a sus amigos Belgrano, Castelli, Vieytes, Beruti y Rodríguez Peña en el proyecto de nombrar a Carlota Joaquina regente en Buenos Aires durante el cautiverio de su hermano Fernando VII de España. Con este fin llevó correspondencia a Carlota Joaquina, en Río de Janeiro, pero recibió poco estímulo
A su regreso a Buenos Aires en 1810 se enteró de la Revolución de Mayo e inmediatamente ofreció sus servicios a la junta patriótica, que lo nombró gobernador de Córdoba, que en aquel entonces no solamente comprendía la actual capital, sino también la región de Cuyo. Invitó allí a criollos y peninsulares a unir sus fuerzas; en enero de 1811 fue transferido a la Audiencia de Charcas. Como presidente e intendente.
Durante su estada allí se enteró del desastre de Huaqui; se trasladó de inmediato a Potosí donde se apoderó de la Casa de Moneda y emprendió la retirada a Jujuy y Tucumán, temeraria hazaña esta, que salvó el tesoro para la causa patriótica; nombrado comandante en jefe del ejército del Norte, reorganizó las fuerzas; más tarde resignó este cargo a favor de Manuel Belgrano para asumir nuevas funciones como miembro del Primer Triunvirato; este Triunvirato cayó en 1812.
Pueyrredón fue hecho prisionero en Matanza y finalmente en San Luis; durante su permanencia en Cuyo se entrevistó en 1814 con el gobernador San Martín; en 1815 regresó a Buenos Aires.
Pueyrredón fue designado para representar la provincia de San Luis en el Congreso de Tucumán. La representación de Cuyo estaba integrada por Tomás Godoy Cruz, Justo Santa María de Oro, Francisco Narciso de Laprida y Juan Agustin Maza El Congreso, bajo la influencia de San Martín y el fuerte apoyo de Cuyo, Güemes, Buenos Aires y el Alto Perú eligió a Pueyrredón como Director Supremo.
Pueyrredón viajó a Salta para resolver problemas entre Rondeau y Martín Güemes. Removió a Rondeau del ejército del Norte y nombró a Belgrano en su reemplazo, poniendo término á la resistencia provincial. En una reunión celebrada en Córdoba con San Martín estudió el proyecto de éste de invadir a Chile y decidió asignar al asunto máxima prioridad. Ínterin el Congreso de Tucumán declaraba la independencia.
Durante su gobierno (1816-1819) Pueyrredón ejerció tremenda influencia sobre el país. Su determinación de apoyar la organización, equipo y financiación de la propuesta expedición libertadora de San Martín a Chile y Perú (para completar la conquista de la independencia Argentina) exigió unidad política y sacrificio financiero, pero Pueyrredón no vaciló en hacer uso tanto del poder político como del militar, siempre que fuese necesario para continuar proporcionando su apoyo. Gobernó durante un período muy difícil, las fuerzas luso brasileñas invadieron la Banda Oriental.
Pueyrredón encaró también serios problemas políticos en la nueva nación, envuelta en rivalidades y conflictos personales. Se aproximaban las guerras civiles entre fracciones que finalmente desembocaron en centralistas versus federalistas. Como Director Supremo, Pueyrredón representaba la autoridad central pero nunca se identificó con los porteños.
Trató de reforzar la unidad nacional empleando, siempre que fuera posible, la moderación. No obstante sus buenas intenciones, los problemas contra el gobierno del directorio proliferaban por doquier; cuando regresó de Tucumán a Buenos Aires, halló a ésta dividida en cuanto a la invasión Portuguesa, y a Córdoba y Santiago del Estero en rebelión.
A fines de 1816 había recuperado el control de todas las provincias, excepto en el litoral, pero existían indicios de crisis en la ciudad de Buenos Aires, debido principalmente al aumento de los impuestos para solventar la expedición libertadora de San Martín, los forzosos préstamos contraídos y otros problemas económicos y políticos; se iba acrecentando el número de disidentes y opositores de su gobierno, en 1817 se descubrió una conspiración y sus dirigentes fueron exiliados
Carrera, el caudillo chileno, apareció en Buenos Aires, tratando de seguir viaje a Chile, pero Pueyrredón, temiendo que interfiriera con las operaciones de San Martín, le impidió continuar su camino y ganó su enemistad; Los albe aristas iniciaron una campaña difamatoria contra Pueyrredón. El Director Supremo intentó suprimir las revueltas internas e incurrió en el error de tratar de lograr la derrota de los caudillos de Entre Ríos y Santa Fe (Ramírez y E. López) creyendo que sería suficiente el apoyo de hombres fuertes secundarios; en 1819 era evidente que el problema entrañaba algo más que una mera rebelión militar; el 12 de febrero de 1819, los efectivos de Estanislao López obligaron a las fuerzas gubernamentales a subscribir el armisticio de San Lorenzo, que trajo una paz transitoria.
En ese momento Pueyrredón había concluido su período de gobierno. La constitución de 1819 había sido firmada, el país permanecía independiente; Chile era libre y Santa Fe estaba pacificada; fatigado por la continua oposición y abrumado por su precaria salud, Pueyrredón presentó su renuncia en abril de 1819, el Congreso rehusó aceptarla pero finalmente cedió ante su reiteración, el 9 de junio.
Mientras estuvo en el poder trató de organizar las finanzas públicas, fundó la Caja Nacional de Fondos, precursora del primer Banco, la Casa de Moneda, las reglamentaciones aduaneras, varios periódicos, reabrió el Colegio de San Carlos como Colegio de la Unión del Sur, organizó el estado mayor del ejército, los tribunales militares y consolidó la deuda nacional; en 1820 solicitó permiso para salir del país y viajó a Europa pero regresó al cabo de un año; en 1829 trató infructuosamente de lograr la paz entre Lavalle y Rosas; después vivió sosegadamente en su finca de San Isidro, provincia de Buenos Aires, donde murió y fue inhumado sin pompa alguna, como un ciudadano común.
Juan José Paso
Nació en Buenos Aires el 2 de junio de 1758. Se graduó como doctor en Jurisprudencia en la Universidad de Córdoba y allí enseñó filosofía hasta 1781.
En 1803 fue nombrado agente fiscal de la real hacienda. Fue uno de los primeros pobladores de San José de Flores. En el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810 propuso la cesantía del Virrey Cisneros y la implantación de un gobierno propio. Fue nombrado, junto a Mariano Moreno, Secretario de la Primera Junta. Entre 1811 y 1812 formó parte de los dos Triunviratos y en 1813 tuvo una activa participación en la Asamblea General Constituyente. Fue el Secretario del Congreso de Tucumán en 1816, donde se pronunció por una monarquía moderada como forma de gobierno. Cuando el Congreso se trasladó a Buenos Aires, Paso colaboró en la redacción de los estatutos provisionales. Fue electo diputado para el Congreso de 1824 en el que presentó importantes proyectos para la creación del primer banco y la organización del ejército. Tras la firma de la Constitución unitaria de 1826, Paso se retiró de la política. Falleció en Buenos Aires el 10 de septiembre de 1833.
Juan José Castelli
Juan José Castelli Político y abogado argentino nacido en Buenos Aires en 1764
"Paladín de la Revolución de Mayo".
Hijo de un médico y farmacéutico de origen veneciano; talentoso, destinado para la Iglesia, concurrió a San Carlos; posteriormente estudió teología y filosofía en la Universidad de Córdoba.
Cambió su carrera eclesiástica por la de derecho; recibió su título de doctor en derecho en la Universidad de Charcas.
De regreso en Buenos Aires, se estableció para ejercer su profesión; comenzó a interesarse en los problemas económicos, siendo, junto con Vieytes y Belgrano, uno de los primeros argentinos en promover la industria, la educación pública, la agricultura y el libre comercio; estaba estrechamente vinculado a Belgrano por intereses y lazos familiares, reemplazándole más de una vez en el secretariado del Consulado; fue -junto con Belgrano, Hipólito Vieytes y los hermanos Rodríguez Peña- de los primeros en trabajar en pos de cambios políticos en el Virreinato del Río de la Plata.
Luchó firmemente para terminar con la discriminación política, económica y también social peninsular que afectaba a los criollos.
También fue uno de los primeros en creer que la independencia era la única solución; para ello consideró el apoyo británico (pero enfrentó junto a otros porteños las invasiones inglesas) y la coronación de Carlota Joaquina en el Río de la Plata, entre otras posibilidades.
Fue uno de los fundadores de la Sociedad Patriótica, Literaria y Económica en 1801; se convirtió en colaborador de los primeros periódicos, difundiendo sus progresistas ideas; fue miembro fundador de la Real Sociedad Universal de la Argentina.
Protagonizó un importante papel en los sucesos que condujeron a la Revolución de Mayo: Castelli y Martín Rodríguez fueron comisionados para persuadir al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros a fin de que convocara un cabildo abierto; finalmente, lo consiguieron; la brillante refutación de Castelli a los argumentos realistas contribuyó al éxito de la asamblea.
La tesis de Castelli era la siguiente: habiendo desaparecido el poder real en virtud del alejamiento de la familia real de España, y no existiendo ya el gobierno representativo español después de la disolución de la Junta Central, el poder debía revertirse legalmente al pueblo y a sus gobiernos locales; la regencia era ilegítima, por lo tanto, la función de Cisneros en carácter de virrey ya no era válida.
Solamente el cabildo abierto de Buenos Aires tenía el derecho de formar el gobierno; Cisneros fue obligado a dimitir; Castelli se convirtió en uno de los miembros de la Primera Junta Patriótica.
Firme y enérgico, creía en medidas fuertes para aplastar a toda la oposición; mandó ejecutar a Liniers y a otros líderes que habían intervenido en una conspiración contra la Junta.
En Córdoba se unió en el Alto Perú al ejército de Antonio González Balcarce como comisionado de guerra de la Junta y promotor de la revolución
Estuvo presente en la victoria de Suipacha; continuó promocionando la revolución, obteniendo un considerable apoyo por parte de los indios.
Quiso extender la causa revolucionaria a través del Perú pero la Junta lo llamó nuevamente a Buenos Aires; suscribió con el comandante realista Goyeneche un armisticio en Desaguadero; éste fue violado por los realistas, quienes ganaron la batalla de Huaqui, volviendo a someter bajo su control a todo el Alto Perú.
Gravemente enfermo de cáncer de lengua, la cual debió serle extirpada, Castelli murió el 12 de octubre de 1812; pobre, perseguido y calumniado, llegó a ser más tarde bastamente admirado y su entereza valorada; la independencia Argentina, a la cual Castelli había consagrado su vida, fue declarada en 1816.
Fue uno de los precursores de la Revolución de Mayo y vocal de la Primera Junta de Gobierno. Comisionado por la Junta, realizó una elocuente propaganda revolucionaria en el Alto Perú. En mayo de 1811 firmó con los realistas un armisticio, que luego fue violado por los españoles, que derrotaron a los patriotas en Huaqui. Tras la asonada del 5 y 6 de abril de 1811, Castelli, adversario de la situación creada, se vio sometido a proceso, del cual resultó absuelto. Abatido y enfermo, murió en la miseria.
Carlos Pellegrini
Carlos Enrique José Pellegrini (Ciudad de Buenos Aires, 11 de octubre de 1846 - 17 de julio de 1906) fue un abogado, periodista, traductor público y político argentino que desempeñó en varias oportunidades la legislatura Nacional, el Ministerio de Guerra y Marina y fue electo Vicepresidente de Argentina en el año 1886. Fue el décimo primer Presidente de la Nación Argentina por ser el vicepresidente en ejercicio en 1890, hasta finalizarla en 1892, como consecuencia de los sucesos conocidos como Revolución del Parque, que llevaron a que el entonces Presidente de la Nación Argentina, Miguel Ángel Juárez Celman, renunciara a su cargo.
Durante su escasa gestión de veintiséis meses sacó al país de una grave crisis, fundamentalmente económica, al sanear las finanzas y fundar el Banco de la Nación Argentina. Tales medidas dieron lugar a una economía muy próspera en los años inmediatamente posteriores y por tal motivo fue conocido como "el piloto de tormentas".
Además de su reconocida obra gubernamental, se lo recuerda por haber sido adverso a cualquier medio anticonstitucional, habiéndose destacado por haber levantado la censura y el estado de sitio que regía desde el gobierno de Juárez Celman. Tuvo una visión avanzada para del país, siendo el primer político con ideas industriales en la Argentina, en la época en que el negocio del país era exclusivamente la exportación de materias primas y la importación de productos manufacturados. Fue el hombre de mayor confianza que tenía Julio Argentino Roca, ambos políticos fueron los que trazaron el destino de llamada generación del 80. Sin embargo esa fuerte unión se rompió cuando Carlos Pellegrini se alejó de Roca (pocos años antes de morir), para reclamar una reforma electoral libre.
Carlos de Alvear
Político y militar argentino (Santo Ángel, Misiones Orientales, 1789 - Nueva York, 1853). Hizo sus primeros estudios en Porto Alegre y en 1804 marchó con su familia hacia España. Quiso la fatalidad que sólo llegaran a la península su padre y él, puesto que el barco que trasladaba a su madre y a sus hermanos fue incendiado y saqueado por piratas. En Londres completó su educación. Posteriormente realizó el servicio militar en España en la brigada de Carabineros Reales, distinguiéndose durante la guerra contra la Francia napoleónica en las batallas de Talavera, Jebenés y Ciudad Real.
En 1811, siendo su padre gobernador de la isla de León, se separó de las armas reales y abrazó la causa independentista. En 1812 desembarcó en Buenos Aires junto a José de San Martín para sumarse a la causa de la emancipación americana. Junto a éste y con el grado de teniente de caballería creó el célebre regimiento de Granaderos a Caballo que participó en la batalla de San Lorenzo.
En 1813 fue nombrado presidente de la Asamblea General Constituyente y un año después general en jefe de las fuerzas sitiadoras de Montevideo, donde obligó a capitular al general realista Gaspar Vigodet. De regreso a Buenos Aires fue designado para reprimir el movimiento encabezado por José Gervasio de Artigas, caudillo de la Banda Oriental, batiéndose en Mercedes, Yi y en Minas.
En 1815 fue nombrado Director Supremo, pero algunos desaciertos, su ambición desmesurada y la oposición del general Ignacio Álvarez Thomas provocaron su caída. Estuvo fuera del país por un largo periodo. En 1824 fue acreditado en Colombia como ministro Plenipotenciario, cargo que no llegó a desempeñar por haber sido enviado en comisión ante el libertador Simón Bolívar.
En 1828, en el marco de la guerra con Brasil, fue nombrado Jefe del ejército de operaciones en la Banda Oriental, destacándose en la batalla de Ituzaingó. En 1829 desempeñó el puesto de ministro de Guerra y, diez años más tarde, el gobernador Juan Manuel de Rosas lo nombró ministro Plenipotenciario en los Estados Unidos. Ejerció este cargo hasta la caída de Rosas en febrero de 1852.
Estanislao López
Gobernador y Caudillo de la provincia de Santa Fe (1818-1838).
Líder federal en las guerras civiles y veterano de las luchas de la independencia. Nacido en Santa Fe, educado en escuelas locales; a los 15 años de edad ya luchaba contra los indios a lo largo del límite septentrional y aprendía tácticas montoneras, útiles más tarde para confundir a los ejércitos regulares enviados contra él.
Tomó parte en la reconquista de Buenos Aires (1806) contra los británicos.
Como uno de los cien blandengues de Santa Fe (soldados de frontera) al mando de Belgrano (1810), fue capturado por los realistas y prisionero en Montevideo. Luego escapó e hizo su primera aparición destacada conduciendo a sus hombres en la revuelta contra Buenos Aires (1816), luchó en la campaña que obligó a rendirse al ejército de observación de Buenos Aires a las órdenes del general Juan José Viamonte.
Con la cooperación de Artigas, López fue conocido como el héroe de la campaña. Luego de una victoriosa expedición contra los indios en el norte, López retornó a la capital de Santa Fe para asumir el gobierno y separar a la provincia del control de Buenos Aires; hasta su muerte, acaecida veinte años después, gobernó Santa Fe gozando de consenso popular.
Elegido gobernador en 1819 y reelecto regularmente de ahí en más. Aliándose primero con el líder de la Banda Oriental, José Gervasio Artigas y luego con el caudillo Francisco Ramírez, de Entre Ríos, formó nuevos y grandes ejércitos contra Buenos Aires.
Tal era la amenaza que blandía sobre el gobierno del Directorio, que Pueyrredón ordenó el regreso de todas las fuerzas para la defensa de Buenos Aires, incluyendo el ejército de los Andes de San Martín quien rehusó distraer fuerzas de la guerra de la independencia para destinarlas a las guerras civiles.
E l rechazo por López de la constitución de 1819 fue la causa que lo llevaron a declarar nuevamente la guerra. Esta vez se alió con el federal Francisco Ramírez, junto con Carlos María de Alvear (ex director) y José Miguel Carrera (ex presidente de Chile) quienes tenían sus propias enemistades con el gobierno de Buenos Aires
El l° de febrero de 1820, en la batalla de Cepeda, López y Ramírez derrotaron a las fuerzas de Buenos Aires comandadas por Rondeau, en lo que se conoció como victoria del federalismo provincial; toca a su fin así el gobierno del Directorio, iniciándose el "Terrible Año Veinte" pero merced al Tratado de Pilar.
Se estableció fugazmente la paz entre Santa Fe y Buenos Aires, asegurada luego con mayor firmeza por el Tratado de Benegas suscripto el 24 de noviembre de 1820.
Las relaciones se mantuvieron estrechas, tanto personal como políticamente, entre Juan Manuel de Rosas y Estanislao López.
En 1821 López se negó a conceder a Ramírez (a quien había llegado a considerar como peligroso rival) permiso para cruzar Santa Fe con el objeto de luchar contra Bustos en Córdoba; en la lucha que sobrevino Ramírez fue muerto por una partida de soldados de López. Los últimos años de la década de 1820 fueron bastante pacíficos para López y Santa Fe, aunque el caudillo vigilaba las actividades de los unitarios de Buenos Aires con permanente sospecha.
Luchó en exitosa campaña contra los belicosos indios ranqueles; favoreció el requerido otorgamiento de protectorado al Uruguay (1823) pero no insistió. Protegió a Rosas cuando huyó de la derrota infligida al ejército de Manuel Dorrego por Juan Lavalle en Navarro.
Unió sus fuerzas con las de Rosas para derrotar a Lavalle en Puente de Márquez, el 26 de abril de 1829. La ruptura entre López y Rosas fue a duras penas evitada por los firmes esfuerzos de Rosas, luego de que éste hubo hecho privadamente las paces con Lavalle mediante el Pacto de Cañuelas, sin el conocimiento o el consentimiento de López, que probablemente no hubiera lo otorgando debido a la condición de líder unitario de Lavalle.
En 1830 prevaleció una nueva situación, siendo Rosas gobernador de Buenos Aires y López, de Santa Fe, caudillos de provincias ribereñas amenazadas por la Liga del interior bajo la conducción militar del unitario José María Paz; cuatro provincias suscribieron, el 4 de enero de 1831, el pacto Federal de alianza militar y base para la organización nacional federal. Sus cláusulas sobre una comisión representativa con poderes ejecutivos probablemente expresen la esencia del federalismo de Estanislao López.
Cuando Paz fue capturado y sus fuerzas derrotadas por Quiroga en el oeste, desapareció momentáneamente el peligro de guerra civil y todas las provincias quedaron bajo el mando federal. Estrechadas las relaciones personales entre Juan Facundo Quiroga y Estanislao López y al permanecer los dos más poderosos caudillos provinciales, dejaba expedito el camino para que Juan Manuel de Rosas, como gobernador de Buenos Aires, asumiera el liderazgo nacional.
Bernardino Rivadavia
Estadista argentino nacido en Buenos Aires de una acaudalada familia (1780-1845). Siguió estudios en la escuela de Rey y en el colegio de San Carlos. No alcanzó a cursar los universitarios. Durante las invasiones inglesas combatió con grado de capitán. Fue luego designado alférez real del Cabildo. En la asonada del primero de enero de 1809 apoyó al virrey Liniers y luego casó son la hija del virrey del Pino. Pese a ello, abrazó con fervor la causa revolucionaria. En 1811 fue designado secretario de gobierno y relaciones exteriores del primer triunvirato. Como tal, desplegó una gran energía, sobre todo en la represión de la conspiración de Alzaga, destinada a restablecer el régimen español.
En 1814 fue designado junto con el general Belgrano para realizar gestiones diplomáticas en Europa: la revolución rioplatense parecía amenazada, y se creía necesario adaptarla al orden monárquico restaurado tras de la caída de Napoleón. Llegaron a Londres en mayo de 1815, y allí se reunieron con Sarratea, agente oficioso de las Provincias Unidas en Europa. En ese momento Napoleón había vuelto a apoderarse del trono francés, y los comisionados emprendieron negocios con Carlos IV, al que se suponía próximo a ser restaurado en el trono de España. Las negociaciones iban encaminadas a crear en Buenos Aires una monarquía y coronar rey al infante don Francisco de Paula, hijo de Carlos y hermano de Fernando. La caída de Napoleón hizo impracticable el plan. Belgrano emprendió el regreso a Buenos Aires y quedó a cargo de Rivadavia el intentar negociaciones con la corte de Madrid.
Llegó a la capital española en mayo de 1816; cuando el ministro Cevallos le pidió que expusiese las proposiciones de que era portador se hizo evidente que Rivadavia sólo contaba con instrucciones demasiado vagas para servir de base a una negociación. Como consecuencia de ello fue dictada una orden de expulsión contra su persona; pasó entonces a desempeñar el cargo de diputado de las Provincias Unidas ante el gobierno de Paris. En mayo de 1821, de vuelta en Buenos Aires, pasó Rivadavia a ocupar el ministerio de interior y relaciones exteriores y desarrolló una intensa acción progresista. Fueron suprimidos los cabildos y para sustituirlos se crearon comisarios de ciudad y campaña y se organizó la justicia de paz y de primera instancia. Una ley instituyó en la provincia el sufragio universal directo de todos los varones libres mayores de veinte años. Otra ley, llamada de olvido, permitía el retorno a la provincia de los desterrados por causas políticas. La reforma eclesiástica, que suprimía el fuero personal de los sacerdotes y el diezmo, tuvo partidarios aun en el seno del clero, pero también enconados adversarios, que en 1822 a 1823 urdieron sin éxito conspiraciones para derrocar al gobierno. En agosto de 1821 se inauguró la Universidad de Buenos Aires. En 1823 se fundó el Colegio de Ciencias Morales. Estas medidas fueron complementadas por otras económicas. Concluido el gobierno del general Rodríguez, Rivadavia pasó a Europa, como delegado extraordinario ante Francia y Gran Bretaña. En Londres, concertó un tratado de amistad, comercio y navegación.
Al regresar Rivadavia de Europa, el congreso lo designó presidente de la nación (febrero de 1826). Al día siguiente el presidente enviaba al congreso un proyecto de ley por el cual la ciudad de Buenos Aires, con una vasta zona rural, era colocada bajo la administración de las autoridades nacionales. El resto de la provincia tato se constituyese en provincia separada, sería también colocado bajo las mismas autoridades. El proyecto fue aprobado y el 7 de marzo el gobernador Las Heras, destituido, se alejaba a Chile. Rivadavia triunfaba, pero perdía muchas simpatías en Buenos Aires y el interior. La provincia de Córdoba , en signo de protesta, anuló los poderes de sus diputados al congreso. Este proseguía mientras tanto elaborando la constitución. En junio de 1825 había consultado alas provincia acerca de la forma de gobierno que preferían: seis por la federación y el resto remitió la decisión al congreso. La mayoría unitaria de éste se creyó autorizada a elaborar una constitución que reflejase sus puntos de vista. La constitución, aprobada por los diputados en diciembre de 1826, fue mal recibida por los gobernadores. Por otra parte desde 1825 ensangrentaba el norte del país una guerra civil entre federales y unitarios. En esas condiciones era imposible continuar la guerra con Brasil: la victoria en Ituzaingó (19 de febrero de 1827), del general Alvear, fue desaprovechada por falta de recursos para proseguir la ofensiva. Manuel José García firmó en Río de Janeiro una convención preliminar que cedía al Brasil la Banda Oriental. La convención fue rechazada por el congreso (21 de junio). Al día siguiente era aceptada la renuncia de Rivadavia. El régimen unitario se derrumbaba. Rivadavia pasó a Paris. En 1834 intentó volver a su patria, pero le fue vedado el desembarco. Se estableció en el Uruguay hasta que en 1836 Oribe, por instigación de Rosas, lo desterró a Santa Catalina (Brasil). Pasó luego a Cádiz, donde llevó hasta su muerte una existencia modesta.
Manuel Dorrego
Político y militar argentino (Buenos Aires, 1787 - Navarro, 1828). Cursó estudios en el Real Colegio de San Carlos, continuándolos en Santiago de Chile, donde participó en el movimiento revolucionario y emancipador de 1810. Este mismo año llegó a Buenos Aires y fue destinado al ejército del Alto Perú. Combatió en Suipacha, en Nazareno, en Tucumán y en Salta (junto a Manuel Belgrano), demostrando su valentía y carisma al mando de la infantería. Por indisciplina fue separado de la milicia para ser reincorporado poco después. En 1814 pasó al ejército que operaba en la Banda Oriental, y participó en la batalla de Guayabos frente a las fuerzas de Artigas.
De regreso a Buenos Aires se dedicó al periodismo y se opuso a la política del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, por lo que fue desterrado en 1816. Residió en las Antillas y en EE UU, en donde se sintió atraído por las bondades de un régimen democrático y federal. Regresó al país en 1820 y asumió la gobernación de la provincia de Buenos Aires durante un breve periodo. Viajó luego a Bolivia para regresar en 1823.
Ese año fue nombrado miembro de la legislatura y luego del Congreso Nacional, donde defendió la causa del federalismo. Su oratoria y su estilo fogoso lo convirtieron en el ídolo de la plebe urbana de Buenos Aires y en la principal figura del Partido Federal porteño. El 3 de agosto de 1827 fue elegido nuevamente como gobernador y capitán general de la provincia de Buenos Aires y encargado del Poder Ejecutivo Nacional. Firmó la paz con Brasil sobre la base de la independencia de Uruguay.
Concluida la guerra hizo llamar al ejército de Montevideo, pero al llegar el batallón al mando del general Juan Lavalle, éste puso sitio a la fortaleza de Buenos Aires, influenciado por algunos políticos del Partido Unitario. Dorrego huyó a la campaña que le era adicta y en poco tiempo armó un ejército leal pero débil. Lavalle marchó contra él y lo derrotó; Dorrego escapó nuevamente, pero fue traicionado por uno de sus subalternos. Capturado por Lavalle, fue sentenciado a muerte y fusilado.
Juan Lavalle
Desde los 14 años hasta su muerte, a los 44, su vida fue una permanente milicia.
Juan Galo Lavalle nació en Buenos Aires el 17 de Octubre de 1797. Era el cuarto hijo de Manuel José de la Valle y Mercedes González. Al estallar la revolución de Mayo, su familia se encontraba en Chile, donde su padre era funcionario. De regreso en Buenos Aires, el 31 de Agosto de 1812, Lavalle solicitó su admisión como cadete en el Regimiento de Granaderos a Caballo. En Mayo de 1813 pidió al general Alvear ser enviado al frente. Ascendido a Teniente en 1813, pasó en 1814 al ejército sitiador de Montevideo, a órdenes de Alvear.
Luchó contra Artigas, y al mando de Dorrego combatió en la batalla de Guayabos. En 1816, con su regimiento, ingresó al Ejército de los Andes que San Martín preparaba en Mendoza. El 4 de Febrero de 1817, tuvo destacada actuación en Achupallas donde una patrulla de Granaderos venció a fuerzas realistas superiores que trataban de impedir la marcha de las tropas argentinas. En Chacabuco fue ascendido a Capitán. En Maipú mandó una compañía de Granaderos que con los regimientos de Zapiola y Freire pusieron fuera de combate a la caballería realista. Combatió en el sur contra los restos del ejército español.
En Nazca, Perú, el 15 de Octubre de 1820, al frente de la caballería patriota avanzó a todo galope sobre el campo realista, causando una completa sorpresa. En Paseo, el 6 de Diciembre, cargó poniendo en fuga a la caballería enemiga. En Jauja se le entregó prisionero el teniente coronel Andrés de Santa Cruz, futuro Presidente de la Confederación peruano-boliviana. En la campaña del Ecuador, el 21 de Abril de 1822, libró en Riobamba uno de los más brillantes combates de caballería de la guerra de la Independencia, destrozando a la caballería española por el resto de la campaña. Intervino en Pichincha, en el desastre de Torata y en la retirada de Moquegua, donde con 300 Granaderos contuvo a un ejército varias veces superior. A fines de 1823, se separó del ejército de Bolívar, y ya en Mendoza, un movimiento militar derrocó al gobernador y nombró en su reemplazo a Lavalle. Diez días después, 4 de Julio de 1824, regresó a Buenos Aires, recibiendo despachos de coronel graduado. Con Rosas y Senillosa integró la comisión demarcadora de la frontera con los indios. Al estallar la guerra con el Brasil se incorporó al ejército nacional. En Febrero de 1827 venció a una columna de 1.200 hombres en Bacacay. En Ituzaingó, en audaz y caícula8a maniobra, arrolló a las fuerzas del general Abreu, siendo ascendido a general.
El 1º de Diciembre, de vuelta en Buenos Aires con su división, derrocó al gobernador Dorrego, batió a éste y a Rosas en Navarro y ordenó, instigado por la logia unitaria, el asesinato del gobernador. En situación insostenible, pactó con Rosas el nombramiento de Viamonte como gobernador, pidió licencia para salir del país y, desde Colonia, promovió dos fracasadas insurrecciones en Entre Ríos. Tomó partido por Rivera en su campaña contra Lavalleja, sublevado, y rechazó el nombramiento de brigadier general diciendo que "no había dejado ni dejaría de ser general argentino". En 1839, con apoyo de los emigrados unitarios y de los franceses, pasó con una división a Entre Ríos, donde combatió con suerte varia. Derrotado por Echagüe en Sauce Grande, cruzó el Paraná en embarcaciones francesas y con 1.100 hombres estuvo en 15 días en Luján. Rosas había organizado un ejército de 17.000 hombres, y Lavalle, sin apoyo, se retiró, tomando a Santa Fe en Septiembre de 1840. Perseguido por tres ejércitos, trató de reunirse con La Madrid. A marchas forzadas Oribe lo alcanzó el 28 de Noviembre en Quebracho Herrado, en donde quedó liquidado el ejército de Lavalle. Trató de organizar la guerra de partidas. Fracasó y, con menos de 1.000 hombres para contener a los 12.000 de Aldao, se dirigió a Chilecito, tratando de atraer sobre él a los federales, dando así tiempo a La Madrid para organizarse en Tucumán. lo consiguió por algunos meses, y el 10 de Junio de 1841, ante la proximidad de Aldao, buscó a La Madrid en Catamarca. Pasó luego a Tucumán, uniéndose a Marco Avellaneda, gobernador allí desde Marzo de 1841, marchando ambos a Salta. Oribe, desde Río Hondo, amagó entonces sobre Tucumán. Avellaneda, para defenderla, regresó con su columna, que se le dispersó al entrar en la provincia.
Lavalle, con un puñado de hombres, se dispuso a vender cara la derrota. Reorganizó sus efectivos, abandonó Tucumán, donde había llegado, pero donde no podía sostenerse, y cuando la prudencia le aconsejaba retirarse se decidió por la ofensiva, atacando al poderoso ejército de Oribe. En la noche del 19 de Septiembre de 1841 cruzó el río Famaillá, amaneciendo formado en batalla a espaldas del enemigo. Después de una hora de combate, el ejército de Lavalle se desbandé.
La derrota de Famaillá concluyó con la coalición del norte, y Lavalle regresó a Salta, pensando aún en resistir. Su plan consistía en atraer a Oribe, alejarlo de su teatro principal de operaciones para que, en su ausencia, desarrollaran libremente su acción los generales Paz y la Madrid.
Se preparaba a poner en ejecución este plan cuando las tropas correntinas, que lo habían acompañado desde el principio de la campaña, decidieron regresar en masa a su provincia. Esto cortaba de raíz toda posibilidad de resistencia. Con sus últimos fieles, unos doscientos hombres, Lavalle emprendió el camino de Jujuy, donde llegó el 8 de Octubre.
Tratando de huir al norte, a Bolivia, con unos cuantos camaradas leales, Lavalle fue muerto (probablemente por accidente) en una residencia privada en Jujuy cuando un grupo que acertaba a pasar por allí disparó una serie de tiros contra la casa; cuando sus leales seguidores se enteraron de que existía el propósito de profanar sus restos, formaron secretamente una guardia de honor para escoltar el cadáver de Lavalle fuera del país, hasta Bolivia, donde lo depositaron en la ciudad de Potosí hasta que los restos pudieran ser devueltos a Buenos Aires, lo que aconteció en 1868, siendo inhumados en el cementerio de La Recoleta.
Cornelio Saavedra
Nació en Potosí y murió en Buenos Aires.
Considerado por la Academia Nacional
Hacendado y comerciante. Presidente de la Primera Junta Patria, comandante de los Patricios. Hijo de un destacado porteño y de una mujer potosina. La familia se trasladó a Buenos Aires, donde el niño concurrió al Colegio de San Carlos. Luego entró al mundo de los negocios.
En 1801, fue alcalde de segundo voto del Cabildo y, en 1805, fue designado administrador del depósito de trigo. Comenzó su carrera militar cuando los británicos invadieron Buenos Aires en 1806. Organizó el cuerpo de Patricios, del que fue su primer comandante. En enero de 1807, los condujo a Montevideo para ayudar a prevenir la captura inglesa de esta ciudad, pero llegó demasiado tarde. Los dirigió en combate durante la segunda invasión inglesa en 1807 y, con éxito, defendió al virrey Santiago de Liniers contra la revolución del 1 de enero de 1809, organizada por Magín de Álzaga. Fue un líder importante durante los sucesos que llevaron a convocar el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810.
Su punto de vista, expresado públicamente y al virrey, fue compartido por la mayoría: la autoridad del virrey debía caducar pues ya había llegado el momento de que Buenos Aires asumiera la responsabilidad de su propio destino y de su gobierno. Fue presidente de la Primera Junta. Ciertas desavenencias surgieron entre los jóvenes y más radicales seguidores del secretario de la Junta, Mariano Moreno, que deseaba organizar de inmediato una revolución institucional dirigida y controlada por Buenos Aires, y los partidarios más conservadores de Saavedra, que preferían un cambio más gradual, con poderes compartidos por los representantes de todas las provincias.
En la revolución del 5 al 6 de abril de 1811, triunfaron los conservadores; sin embargo, la unta Grande había perdido poder y la desastrosa derrota de las fuerzas patriotas en Huaqui (20 de junio de 1811) provocó su caída. El 26 de agosto de 1811, Saavedra salió de Buenos Aires en un intento personal de reorganizar el ejército del Norte. Ocho días después de su llegada a Salta, recibió la noticia de que los sucesos políticos acaecidos en la capital en septiembre habían provocado su destitución e instaurado un nuevo gobierno. Se le ordenó también delegar el mando de las tropas en Juan Martín de Pueyrredón. Durante los años siguientes, Saavedra fue víctima de difamaciones, acusaciones y procesos y del exilio por parte de los morenistas cuando Gervasio Posadas asumió como Director Supremo (1814), quiso someter a Saavedra al tradicional juicio de residencia. Saavedra se refugió en Chile pero San Martín, entonces gobernador de Cuyo, le permitió regresar y afincarse en San Juan. En 1818, el Congreso Nacional lo declaró inocente de todas las acusaciones y Pueyrredón, director supremo, lo ascendió a brigadier general del Ejército Nacional (con efecto retroactivo al 14 de enero de 1811) y lo nombró jefe de estado mayor.
Realizó varias inspecciones militares y logró la paz con los indios ranqueles. Pasó el período de anarquía (1820) en Montevideo pero regresó a Buenos Aires durante el gobierno de Martín Rodríguez, se retiró a la vida privada. Ofreció sus servicios durante la guerra con Brasil pero no los aceptaron debido a su avanzada edad.
Mariano Moreno
Mariano Moreno nació en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778. Su padre, Manuel Moreno y Argumosa, oriundo de Santander (España) llega a Buenos Aires en 1776 y se casa con doña María de¡ Valle, porteña; este matrimonio tiene 14 hijos y Mariano fue el mayor.
Cursó estudios de latín, lógica y filosofía en el Real Colegio de San Carlos. Por dar muestras de estudioso y talentoso el
franciscano Fray Cayetano Rodríguez le brindó su amistad y puso a disposición la biblioteca del convento. Estudió leyes en la Universidad de Chuquisaca.
En 1801 se casa en Chuquisaca con una joven del Alto Perú y en 1805 nace su primer hijo también llamado Mariano.
De regreso a Buenos en 18O9 escribe un documento de gran notoriedad "La representación de los hacendados", en el que abogaba por la libertad de Comercio.
Este documento se difundió rápidamente por todo el virreinato. Más tarde es nombrado relator de la, Real Audiencia, cargo que desempeñaba en mayo de 1810. Constituida la Primera Junta de Gobierno, es Moreno el alma de la misma en su carácter de secretario, teniendo también la dirección de los departamentos de gobierno, de guerra y relaciones exteriores.
Organiza los ministerios, abrevia los trámites y duplica las horas de trabajo. Redacta La Gaceta de Buenos Aires, periódico que nació con el nuevo régimen. Funda la biblioteca pública y se le debe también el establecimiento de una academia de instrucción militar y de matemática para los oficiales, que debían no sólo ser valientes, sino también doctos.
Crea una fábrica de armas y se preocupa asimismo de los intereses de la industria y el comercio. Decreta la rehabilitación de los puertos de la Ensenada del Barragán y de Patagones (Río Negro). Dicta la providencia para el arreglo de los caminos y el adelantamiento de las poblaciones.
Cuando desempeña estas funciones cuenta sólo con 33 años y es tanto su prestigio que despierta recelos dentro y fuera del gobierno. Con motivo de la disposición de incorporar a la Junta nueve diputados de las provincias se produjo un desacuerdo, a raíz del cual Moreno, para evitar desconfianzas presenta la dimisión de su cargo "convencido de haber cumplido con su deber".
Saavedra choca fuertemente con su política. A los pocos días de su renuncia la Junta le confía la misión de ir a Inglaterra en calidad de Ministro Plenipotenciario, para cimentar las relaciones de amistad con el gobierno inglés.
El 24 de enero de 1811 zarpa rumbo a Londres y fallece durante la travesía. Su deceso se registra el 4 de marzo de 1811, al amanecer, en alta mar.
Juan Manuel de Rosas
Juan Manuel de Rosas fue un político argentino, gobernador de Buenos Aires en los períodos 1829-1832 y 1835-1852. Amado por sus seguidores, y temido y odiado por sus opositores, quienes lo llamaron tirano y dictador. Lo cierto es que estuvo en el poder por más de 20 años, con facultades extraordinarias otorgadas por la legislatura provincial, tratando de ordenar el país contra la anarquía política.
- Comienzos del caudillo:
familias más destacadas de la ciudad. Su verdadero nombre era Juan Manuel Ortiz de Rozas; pero decidió "acriollarlo" y aplebeyarlo, ya antes de su primera aparición en la política, por Juan Manuel de Rosas. Era un hombre práctico, de espíritu conservador, y con todas las características de un caudillo. La primera interrupción en sus actividades de estanciero fue debida a las invasiones inglesas. El 12 de agosto de 1806 estuvo Juan Manuel entre " los voluntarios que formaron el ejercito que reconquisto Buenos Aires". Luego de la rendición, Liniers lo devolvió a sus padres, portador de honrosa carta testimonial.
Amasó una gran fortuna como ganadero y exportador de carne de vacuno, en la época en que el virreinato del Río de la Plata luchaba por su emancipación del dominio español. En 1818 comienza a hacer algunas comisiones políticas, al tiempo que entró a administrar y poblar las estancias de Juan José y Nicolás Anchorena. Mas tarde compraría con Terrero (quien lo acompañaría durante sus dos futuros mandatos) las estancias San Martín y Del Rey, entre otras. Empezó a adquirir prestigio y durante la década del ’20 se transformo en uno de los personajes más importantes de Buenos Aires. Llegó a tener un ejército personal formado por peones: Los Colorados del Montes. Y durante el gobierno de Rodríguez ocupó el cargo de comandante de campaña.
- Primer gobierno:
El 6 de diciembre de 1829 la legislatura eligió a Rosas gobernador y le otorgaron facultades extraordinarias. Si ya gobernaba de afuera, ¿cómo no iba a hacerlo ahora que estaba en el poder?
Desde el principio declaró enemigo al partido unitario, y utilizó la famosa divisa: "El que no está conmigo, está contra mí" para atacarlos. Por lo que puso a su favor a los burgueses, conservadores y reaccionarios, a los católicos, a los gauchos descontentos, a los indios, a la plebe urbana y a parte de la población rural. Rosas apareció como un restaurador, debido a la actitud de desprecio, de violación de derechos que habían dado los anteriores gobiernos. En su contra aparecieron los unitarios, los jóvenes ilustrados, los liberales, los militares y viejos patricios de la revolución.
Su gobierno era centralista, respetuoso de los señores feudales siempre y cuando estos le estuviesen sometidos. Tenía un criterio proteccionista antieuropeo, de un nacionalismo estrecho, y reacio a los cambios y a lo extranjero. Su primera medida en el gobierno, de hecho, fue suprimir la libertad de prensa y adueñarse de ella. Sin embargo este primer periodo fue solo una imagen de lo que sería el segundo término, ya que aquí Rosas no tenía experiencia verdadera en la política.
Así es que en 1832 Rosas impide que la Comisión Representativa convoque a un congreso general para organizar la república. La idea de Rosas era que el país no estaba en condiciones de entrar en una organización general; debía mantenerse la unión de las provincias sólo con el Pacto Federal. "Debemos existir y después organizarnos", era su argumento.
- Segundo Gobierno:
Primero Rosas no aceptó en 1832 la reelección sin los poderes extraordinarios. Y a partir de allí se lo eligió varias veces para que vuelva al poder, pero en todas se negó debido a que no le otorgaban los poderes especiales; él deja el gobierno para trabajar desde afuera y dificultar al gobierno muy astutamente. Segundo, la policía, el ejército, la prensa y las masas estaban a su merced. Tras formar su propio Partido Restaurador Apostólico, y con el apoyo de la Sociedad Popular Restauradora, conocida como 'La Mazorca', que aterrorizó a sus adversarios unitarios, Rosas formó alianzas con los líderes de las demás provincias argentinas, logrando el control del comercio y de los asuntos exteriores de la Confederación. Un hecho más que decisivo fue la revolución de los restauradores del 11 de octubre de 1833: El gobernador Balcarce ordenó que se diera a lugar un juicio al periódico El Restaurador de las leyes, por lo que se empapeló Buenos Aires con carteles que anunciaban el proceso al "Restaurador de las leyes". Y la gente de los suburbios pensó que el juicio era a Rosas, ya que también se lo conocía con ese nombre. Y al iniciarse la audiencia se produjo un enorme alboroto que terminó con el sitio de la ciudad por parte del general Pinedo, adherido a la protesta. Y el ejército del gobierno se encontraba con Rosas en el sur en la campaña "exterminadora" del desierto.
Balcarce debió renunciar, y posteriormente lo mismo harían José Viamonte y V.Maza (luego del asesinato de Quiroga). Al volver de la expedición al desierto, la legislatura le acordó una medalla. Sin embargo no poseía un espíritu bélico, aunque supo explotar su prestigio. Así Rosas aparecía como el único capaz de calmar la situación.
Es en esta etapa de temor y anarquía política en la que Rosas aparece como el único capaz de terminar con el difícil momento y establecer la paz tan esperada.
- Represión:
Fue una época de terror para los unitarios, o mas bien para todos los que no estuvieran a favor del dictador. Todos los opositores se debieron exiliar, en general a Uruguay, o eran juzgados aquí. La gente se retractaba, se cuidaba de cualquier motivo de sospecha, como hablar, pasear, escribir, etcétera. La simple sospecha de complicidad con un unitario bastaba para ser ejecutado; la sociedad Popular Restauradora fue un club terrorista y temido. Rosas también se aseguró de que su retrato estuviera expuesto en todos los lugares públicos tras autoproclamarse 'tirano' en 1842.
En junio de 1839 fue descubierta en Buenos Aires una conspiración organizada por Manuel V. Maza, presidente de la Sala de Representantes, que tenía contacto con otros movimientos que actuaban en la campaña y con los emigrados. Maza y su hijo fueron muertos. La misma suerte tuvieron los cabecillas de la Rebelión de los Hacendados del Sur de la provincia, que tuvo su foco en Chascomús y Dolores. Estos alzamientos debían coincidir con la invasión de Lavalle a Buenos Aires, lo que no pudo concretarse.
Los unitarios, con imprudentes golpes de estado, con medidas, arbitrarias, con su recurso a los actos habilidosos, crearon el clima propicio al desprecio por la ley. Rosas pudo destruir la anarquía pero creó un miedo pavoroso.
En el primer gobierno se había limitado a organizar la administración de Buenos Aires, y en el segundo a todo el país, colocando gobernadores sometidos en las demás provincias.
- Medidas:
Al principio de su segundo gobierno llamó a los jesuitas de Europa, ofreciéndoles protección y mantenerlos y colocarlos en universidades y colegios. Así buscó presentarse como protector de la religión, de las ciencias, y de las letras. (5) Si bien la iglesia y la prensa eran auxiliares importantes de Rosas, la última sanción de su gobierno era la fuerza, aplicada por militares y la policía. La organización militar no solo estaba para defender sino para controlar, a la población.
Sin embargo para superar la crisis económica provocada por las luchas internas y los bloqueos, decretó cesantías en masa, rebajó los sueldos, redujo el presupuesto de la Universidad, prohibió la exportación de oro y plata, entre los más importantes.
Legado del gobernador:
La sociedad tomó su forma bajo el gobierno de Rosas y subsistió después de él. La hegemonía de los terratenientes, la degradación de los gauchos, la dependencia de los peones, todo eso fue herencia de Rosas. El ayudó a crear una sociedad; comenzando por la estancia estableció valores que se extendieron a toda la provincia y se convirtieron en alma en el estado de Rosas. "Subordinación era su palabra favorita, la autoridad su ideal y el orden su logro. Elogiaba a las clases bajas y a los pobres (a quienes siempre ayudó) por su obediencia. Rosas explicaba los orígenes de su régimen como una desesperada alternativa para la anarquía; y sus medidas represoras eran un mal necesario.
- Defensor de la Soberanía Argentina:
Desde 1830, Francia buscaba aumentar su influencia en América Latina y, especialmente, lograr la expansión de su comercio exterior. Consciente del poder inglés, en 1838 el rey Luis Felipe exponía ante el parlamento que “sólo con el apoyo de una poderosa marina podrían abrirse nuevos mercados a los productos franceses...”. En marzo de 1838 una escuadra de guerra francesa bloqueó el puerto de Buenos Aires.
Sobre el reclamo particular de Francia —la eximición del servicio de armas para sus súbditos—, el gobierno de Buenos Aires retrasó la respuesta por más de dos años. Rosas no se oponía a reconocer a los residentes franceses en el Río de la Plata el derecho a un trato similar al que se daba a los ingleses. Pero sólo estuvo dispuesto a reconocerlo cuando Francia envió un ministro plenipotenciario (con plenos poderes) para la firma de un tratado, lo que significaba un trato de igual a igual y un reconocimiento de la Confederación Argentina como un Estado soberano.
La Convención fue acordada entre el gobierno de Buenos Aires, encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, y el representante del gobierno de Francia el 29 de octubre de 1840. Esta Convención se conoce como el Tratado Mackau-Arana porque los ministros que lo firmaron fueron el almirante barón de Mackau por Francia y Felipe Arana por Buenos Aires. El tratado establecía el levantamiento del bloqueo al puerto de Buenos Aires y la devolución de la isla Martín García y de los barcos capturados al gobierno de Buenos Aires por parte de Francia, y a su vez, el gobierno de Buenos Aires acordaba eximir del servicio de armas a los súbditos franceses y pagar indemnizaciones a los perjudicados por el conflicto.
La intervención de Gran Bretaña y Francia
A partir de 1842 se reanudó un conflicto interno en la Banda Oriental y Rosas intervino apoyando a uno de los bandos. Esta decisión del gobernador de Buenos Aires provocó la reacción de Francia y de Gran Bretaña k decisión de una intervención conjunta en el Río de la Plata.
Para Gran Bretaña, la posibilidad de una acción coordinada entre la Banda Oriental y Buenos Aires significaba la anulación de la división política en el Río de la Plata —impuesta por su mediación con la creación, en 1828, de la República Oriental del Uruguay como Estado independiente—. Los intereses británicos se veían gravemente amenazados por el peligro de una política conjunta de los dos países que controlaban el comercio y la navegación en el río de la Plata. Los intereses de los comerciantes ingleses en Montevideo y en Buenos Aires no eran lo mismos. Pero los dos grupos se beneficiaban con la navegación pacífica del río de la Plata y con la apertura de los ríos interiores (el Uruguay) al comercio internacional.
En esta oportunidad, también Brasil intervino en el conflicto a favor de sus propios intereses. A mediados de 1844 propuso a Gran Bretaña una acción conjunta contra Buenos Aires para eliminar la influencia argentina en la Banda Oriental y establecer la apertura de la navegación de los ríos interiores. Esta apertura era necesaria, declaraba, para poner fin al aislamiento del Paraguay.
Finalmente, el gobierno inglés decidió intervenir con el objetivo de lograr la libre navegación de los ríos y mantener el equilibrio rioplatense según el tratado de 1828 frente a las pretensiones de incorporar la Banda Oriental al sistema rosista. Además, la larga duración de la crisis oriental comprometía la estabilidad económica de la región y perjudicaba a los sectores mercantiles extranjeros y locales. Francia aceptó intervenir limitando sus objetivos —según declaró— a la defensa de la independencia oriental frente a la intervención argentina. En abril de 1845, naves inglesas y francesas bloquearon el puerto de Buenos Aires.
LA LIBRE NAVEGACIÓN DE LOS RÍOS: El tratado del Cuadrilátero -firmado en la ciudad de Santa Fe, el 25 de enero de 1822, por Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes-establecía la paz, amistad, unión y respeto recíproco entre las provincias firmantes; la alianza frente a una posible agresión exterior o interior; la libre navegación de los ríos y la no asistencia al congreso organizado en Córdoba, según lo dispuesto en el Pacto de Benegas. Al mismo tiempo, acordaba la convocatoria a un congreso general cuando las condiciones se volvieran propicias. Según el historiador Clifton Kroeber, en La navegación de los ríos en la historia argentina, lo que las provincias litorales entendían por libre navegación de los ríos, es decir, comercio directo con el exterior a través de sus muelles o el trasbordo de las cargas de naves extranjeras en el Río de la Plata sin tener que pagar impuestos a la provincia de Buenos Aires, difería de lo entendido o aceptado por los porteños, pues, en Buenos Aires, "ninguna facción [..,] estaba dispuesta a renunciar a su posición de dominio en el comercio".
El caudillo oriental Manuel Oribe —con el apoyo de Rosas— mantenía sitiada la ciudad de Montevideo por tierra y, desde 1843, Buenos Aires sitiaba por el río las costas de la Banda Oriental. Pero las naves inglesas desconocían el bloqueo de las naves porteñas y permitían el aprovisionamiento de Montevideo. A mediados de 1845 y después de un ultimátum, las fuerzas navales británicas y francesas “robaron a la escuadra argentina”: la capturaron y la obligaron a fondear en el puerto de Buenos Aires. Meses más tarde se propusieron remontar el río Paraná, para poner en práctica el objetivo de la libre navegación de los ríos interiores. Rosas no estaba dispuesto a permitirlo y preparó la defensa, que resultó heroica. En la Vuelta de Obligado sobre el río Paraná el 20 de noviembre de 1845, en una larga batalla en la que sufrieron numerosas pérdidas materiales y humanas, las fuerzas militares y navales porteñas intentaron impedir el paso de las naves extranjeras.
- Enfrentamiento con Urquiza:
Corrientes se adhirió al movimiento y contó con el apoyo militar de Uruguay y Brasil. El 21 de noviembre se firmó un acuerdo más amplio entre el imperio del Brasil, Uruguay, Entre Ríos y Corrientes para eliminar a Rosas.
El 3 de febrero de 1852 Urquiza derrotó al gigante Rosas en la batalla de Caseros. El caudillo criollo escapó ileso de la batalla y unos días después del país.
Ésta batalla marcó un momento decisivo en el país, e inició una nueva etapa. Rosas pasó el resto de su vida en el exilio y murió en Southampton (Hampshire, Gran Bretaña).
Julio Argentino Roca
Presidente (1880-1886), (1898-1904). General al mando de la Conquista del Desierto. Estadista y líder político dominante a fines del siglo XIX.
Nació en Tucumán, hijo de José Segundo Roca; estudió en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay; ingresó a la carrera militar (1858) mientras continuaba con sus estudios; como otros de sus compañeros de estudio, se alió a Urquiza en las Batallas de Cepeda (1859) y Pavón (1861) a las que sucedió la reorganización nacional; el joven Roca fue secretario de su tío, el doctor Marcos Paz, interventor de la provincia del norte; más tarde fue oficial de la infantería nacional y luchó contra las montoneras del Chaco y en la Guerra del Paraguay, distinguiéndose en el ataque de Curupaytí; acompañó a Paunero en la campaña contra las fuerzas de la guerrilla de Videla, Rodríguez, Sáa en Cuyo y al oeste; fue ascendido a coronel por su valiente actuación contra López Jordán en Ñaembé (1871) y participó en la segunda campaña contra el caudillo entrerriano.
En 1872 fue nombrado comandante militar de la región de Río Cuarto y allí se casó con una dama de la aristocracia cordobesa; como comandante del ejército del Norte, obligó a Arredondo a rendirse en Santa Rosa, poniendo fin a la revolución de 1874 y obteniendo el grado de general; siempre luchó a favor del gobierno nacional; poco después se lo designó comandante general de las fronteras con los indios de San Luis y Mendoza; desde esta posición tan ventajosa, se interesó por los planes para dar una solución al problema con los indios mediante la conquista definitiva de la Patagonia y la apertura de todas sus tierras para la colonización; apoyado por el presidente Nicolás Avellaneda, de quien fue ministro de Guerra y de Marina en 1877, coronó su carrera militar con la Conquista del Desierto.
En 1880, Julio A. Roca fue presidente de la República Argentina a la edad de treinta y siete años y fue reelecto en 1898, dominó el escenario político del país durante casi veinticinco años; político astuto, apodado El Zorro, utilizó al partido Autonomista Nacional para conservar el poder político en manos de aquellos que favorecían los intereses de los estancieros y del comercio exterior; la nación prosperó notablemente durante su presidencia; la tranquilidad política interna, la apertura de inmensas extensiones de tierras de los indios para la colonización y la explotación y el establecimiento de una base para la paz definitiva con los chilenos respecto de los límites, hicieron que el país progresara con rapidez; durante su primer período gubernamental, se enviaron nuevas expediciones a la Patagonia para completar la conquista; expediciones científicas y cartográficas exploraron todos los rincones de la República, inclusive la Antártida; durante su gobierno, comenzó el auge económico de 1882-1889 y el comercio alcanzó nuevas magnitudes; la extensión de los ferrocarriles se duplicó; la población aumentó porque ingresaron al país más de medio millón de inmigrantes para formar sus nuevos hogares; se fomentó y secularizó la educación pública; un vasto programa de obras públicas mejoró los puertos, construyó diques en los ríos y edificios públicos y embelleció Buenos Aires; también creó el territorio de Misiones con un gobierno autónomo; entregó la presidencia a Miguel Juárez Celman en 1886.
Pasó algún tiempo viajando por Europa; regresó para ser senador nacional por la Capital Federal; continuó siendo influyente en las presidencias posteriores, después de la crisis financiera de 1890 y el desarrollo de la Unión Cívica Radical que exigía reformas sociales y políticas; fue reelecto presidente en 1898; durante su segunda presidencia, resolvió finalmente los problemas territoriales con Chile; continuó con la profesionalización y modernización del ejército (comenzadas con anterioridad) bajo el ministro de Guerra, Pablo Ricchieri; incrementó las dimensiones de la Armada y creó un ministerio separado para ella; con su ministro de Relaciones Exteriores, Luis María Drago, fortaleció la posición de la República Argentina en los asuntos internacionales; mejoró la situación del crédito nacional; afrontó la creciente disconformidad de los trabajadores, los estudiantes, los inmigrantes y otros grupos que exigían una mayor participación en el gobierno y la economía, como también una reforma en las prácticas corruptas por las cuales el grupo elitista de Roca conservaba la dominación política; se promulgó la ley de Residencia de extranjeros (1903) que permitía la expulsión de los extranjeros indeseables; Roca triunfó en asegurarse la elección de Manuel Quintana como su sucesor; se retiró de la política pero regresó a la vida pública para ir a Brasil como embajador en 1913.
martes, 19 de noviembre de 2013
Bartolomé Mitre
Bartolomé Mitre, el gran historiador, polémico político e impulsor de la organización nacional, nació en Buenos Aires el 26 de junio de 1821. Era hijo de Don Ambrosio Mitre y Doña Josefa Martínez. El matrimonio se estableció en Carmen de Patagones y allí nacerían los hermanos de Bartolomé, Emilio y Federico. Sus primeros estudios los realizó entre Buenos Aires y Carmen de Patagones.
A los 14 años, Mitre comienza a trabajar en una de las estancias de Rosas, "El rincón de López", regenteada por Gervasio Rosas, hermano del restaurador. El joven Mitre no logra adaptarse a la férrea disciplina de la estancia y es devuelto por Rosas a su padre con estas palabras: "Dígale a Don Ambrosio que aquí le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer". Un año después ya había escrito su primera colección de poesías. Mitre tenía 17 años. Frente a las persecuciones del rosismo, emigra junto a su familia a Montevideo. Allí conocerá a Delfina de Vedia, una bella uruguayita que se convertirá en su esposa y compañera.
"Delfina se presentó a mis ojos como un ángel descendido de los cielos", escribirá por entonces. Se casaron el 11 de enero de 1841 y tuvieron cuatro hijos: Delfina, Josefina, Bartolomé y Emilio.
En Montevideo inició su carrera militar en el arma de artillería sin abandonar su pasión por las letras expresada a través de sus notas en los periódicos El iniciador y El Nacional entre los años 1838 y 1839.
En 1842, se incorporó a las filas antirrosistas del general Paz y participó en la campaña de Entre Ríos hasta que, derrotadas sus fuerzas en Arroyo Grande, debió regresar a Montevideo.
En la capital uruguaya tomó contacto con los intelectuales antirrosistas emigrados, como José Mármol, Florencio Varela, Rivera Indarte y Esteban Echeverría y participó activamente en la defensa de Montevideo, sitiada por Oribe. Su destacada actuación le valió el ascenso a Teniente Coronel en 1846. Pero ese mismo año decidió abandonar el Uruguay, disgustado con la política de Rivera. Se trasladó a Bolivia donde el presidente Ballivián lo puso al frente del Colegio Militar. Allí también ejerció el periodismo, junto a Wenceslao Paunero y Domingo de Oro, y fundó el diario antirrosista La Epoca.
Un golpe de estado derrocó al presidente Ballivián y Mitre debió trasladarse primero al Perú y finalmente a Chile, donde residirá hasta 1851.
En ese año, se trasladó a Montevideo y, al enterarse del pronunciamiento de Urquiza, se incorporó al Ejército Grande como jefe de artillería. Tras el triunfo de Caseros, en 1852, fundó Los Debates, diario desde el que fijaría su postura en defensa de los intereses porteños frente al proyecto de Urquiza. Esto le valió el cierre del periódico y un nuevo exilio en Montevideo. Pero pronto podrá regresar a Buenos Aires. El 11 de septiembre de 1852 los sectores porteños opuestos a la nacionalización de las rentas aduaneras y la hegemonía de Urquiza, organizan un movimiento que tiene en Mitre y Valentín Alsina a sus principales referentes. La "revolución" del 11 de septiembre produjo la separación de la provincia de Buenos Aires del resto del país, con Valentín Alsina como gobernador y Mitre como ministro de Gobierno y encargado de las relaciones exteriores.
Posteriormente, en 1855, sería electo presidente de la legislatura bonaerense, y fundaría el instituto Histórico y geográfico.
En 1857, publicó la primera edición de su Historia del General Belgrano, obra exhaustiva, producto de una profunda investigación.
Mientras tanto, Buenos Aires gozaba de cierto bienestar económico; su economía se iba dibujando alrededor de un puerto que exportaba cereales y ganado e importaba de Europa todo lo demás, desde manufacturas hasta ideas políticas. Así, mientras la Confederación languidecía, Buenos Aires progresaba con un ritmo acelerado. Una moneda fuerte, aceptada en todo el territorio provincial, otorgaba garantías a los capitales extranjeros. La exportación lanera figuraba entre las primeras del mundo.
Hacia 1857, se inaugura el Ferrocarril del Oeste, primer tren del país. Unía la Estación del Parque -hoy Plaza Libertad- y el actual barrio de Flores.
La Ciudad dejaba el mote de "gran aldea" para transformarse, lenta pero inexorablemente, en la "París del Plata".
Como militar participará con el grado de General en los dos combates contra Urquiza: la derrota de Cepeda en 1859 y la victoria definitiva de Pavón, el 17 de septiembre de 1861.
Mitre que había sido electo gobernador de Buenos Aires en 1860, se transformó tras el triunfo de Pavón en el único hombre en condiciones de encauzar los destinos del país recientemente unificado.
En mayo de 1862, se reunió un nuevo congreso nacional que legitimó la situación de Mitre confirmándolo como encargado del Poder Ejecutivo Nacional. Se convocó a elecciones nacionales y triunfó la fórmula Bartolomé Mitre y Marcos Paz.
Los nuevos mandatarios asumieron en octubre de 1862 y pronto tropezaron con el primer obstáculo.
El problema de la federalización de la provincia y de la residencia de las autoridades nacionales, pudo resolverse transitoriamente a través de la Ley de Compromiso, por la cual los miembros del poder ejecutivo podrían residir en Buenos Aires hasta tanto se fijase la capital definitiva de la república.
En el transcurso del debate de la ley, quedaron claramente manifiestas las dos tendencias del liberalismo porteño; los nacionalistas o mitristas, llamados "cocidos" continuadores de la política de Pavón y los autonomistas, liderados por Adolfo Alsina, llamados "crudos", pretendían conservar los privilegios de Buenos Aires, particularmente las rentas aduaneras.
Estos nuevos partidos representaban en realidad a la misma clase social y tenían como objetivo casi exclusivo la toma del poder para usufructuar el aparato estatal.
En este período se produjo una creciente centralización del poder político donde el uso de la fuerza fue determinante.
El gobierno nacional se fue imponiendo a través de la violencia organizada por sobre otros poderes como los de las provincias, centralizando funciones como la recaudación impositiva, la emisión monetaria, la educación y la represión.
La verdadera institucionalización de un ejército nacional ocurrió a través de las distintas formas de enfrentamiento asumió ese ejército nacional. El ejército implicó, además, un enorme gasto público que llegó a representar en algunos años más del 50 % del presupuesto.
Mitre encargó a un grupo de juristas encabezados por Dalmacio Velez Sarsfield la redacción del Código Civil y la adaptación del Código de Comercio al ámbito nacional.
Se organizaron la Corte Suprema de Justicia y los tribunales inferiores.
Como elemento de unificación ideológica se crearon los 14 colegios nacionales y sus respectivos profesorados, uno para cada provincia.
Era imposible llevar adelante la política centralizadora sin terminar con el caos fiscal y la anarquía monetaria: en algunas provincias se superponían impuestos y circulaban tres y hasta cuatro monedas diferentes.
La creación de un aparato recaudador nacional fue condición necesaria para financiar las reformas que requería la concreción del programa liberal mitrista.
Durante su mandato, Mitre fue urdiendo una política de alianzas con los sectores conservadores del interior buscando subordinar a las provincias a los intereses porteños. Esta política provocó levantamientos armados como el de los montoneros acaudillados por el riojano Ángel Vicente Peñaloza, "El Chacho", en 1863, que culminarán en violentas acciones represivas por parte del ejército nacional.
En 1865, estalló la Guerra del Paraguay (o Guerra de la Triple Alianza) y Mitre fue designado General en Jefe de las Fuerzas Aliadas de Argentina, Uruguay y Brasil.
Mitre había hecho un pronóstico demasiado optimista sobre la guerra: "En 24 horas en los cuarteles, en 15 días en campaña, en tres meses en la Asunción." Pero lo cierto es que la guerra duró casi cinco años. La victoria le costó al país más de 500 millones de pesos y 50.000 muertos. Del millón trescientos mil habitantes que tenía el Paraguay, sólo sobrevivieron 300.000, la mayoría mujeres y niños.
La impopularidad de la Guerra de la Triple Alianza -llamada de la Triple Infamia por Alberdi- sumada a los tradicionales conflictos generados por la hegemonía porteña, provocó levantamientos en Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis. El caudillo catamarqueño Felipe Varela lanzó una proclama llamando a la rebelión diciendo:
"Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Ésta es la política del gobierno de Mitre. Soldados Federales, nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás repúblicas americanas."
A pesar de que contaba con un importante apoyo popular, Varela fue derrotado por las fuerzas nacionales en 1867. Como decía la zamba de Vargas, nada podían hacer las lanzas contra los modernos fusiles de Buenos Aires
En 1868, culminó su período presidencial y se declaró prescindente en cuanto a apoyar a un candidato a sucesor, dejándole de esta manera el campo libre a Domingo Faustino Sarmiento, quien asumirá ese año la primera magistratura. Mitre, por su parte, fue electo senador por Buenos Aires. En 1869 compró el diario La Nación Argentina, fundado por Juan María Gutiérrez en 1862, y lo convirtió en La Nación, cuyo primer número salió a la calle el 4 de enero de 1870, mientras se libraban los últimos combates de la Guerra del Paraguay, con una tirada de mil ejemplares.
En 1871, como muchos porteños, cayó enfermo de fiebre amarilla. Tras su recuperación el presidente Sarmiento le encomendó una misión diplomática en Brasil para terminar de definir los límites modificados tras la Guerra del Paraguay.
En 1874, se presentó nuevamente como candidato a la presidencia. Ante el triunfo del tucumano Nicolás Avellaneda, denunció fraude y se sublevó contra las autoridades electas pero fue derrotado por las tropas leales, dirigidas por el coronel Julio A. Roca. Fue detenido y trasladado al Cabildo de Luján. Durante sus cuatro meses de prisión escribió el prólogo para su Historia de San Martín y de la independencia sudamericana.
Tras dedicarse a sus investigaciones y a la labor periodística, en 1890, volvió a la acción. La desastrosa administración de Juárez Celman, con su estela de negociados y corrupción, fomentó la unión de la oposición en un gran frente conocido como la Unión Cívica, bajo la conducción de Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem.
El 26 de julio de 1890, la Unión Cívica decidió pasar a la acción. Estalló la "Revolución del Parque". Mitre decidió ausentarse del país, dejándole todo el peso de la conducción del movimiento a Alem, quien, a pesar de contar con cierto a poyo militar, fue derrotado.
Este hecho y las negociaciones posteriores concretadas por Roca y Mitre, que desembocaron en la renuncia de Juárez Celman y la asunción de Carlos Pellegrini, fueron vistas por Alem como una traición a los postulados de la Revolución del ’90. Esto condujo a la ruptura de la Unión Cívica en dos nuevos partidos: la Unión Cívica Nacional, encabezada por Mitre, y la Unión Cívica Radical, encabezada por Alem.
Mitre influyó decisivamente a través de su prestigio político y de su diario en los gobiernos que se sucedieron entre 1890 y 1906, el año de su muerte. Nada se hacía en las filas conservadoras sin consultar a "Don Bartolo", que se reservaba la última palabra.
En 1894, fue electo nuevamente senador nacional y participó activamente en los debates sin dejar de lado la escritura. Publicó por esos años su Estudio bibliográfico-lingüístico de las obras del Padre Luis de Valdivieso sobre el araucano.
En 1901, al cumplir 80 años fue objeto de grandes homenajes y festejos. Pasó sus últimos años dedicado a la dirección de La Nación y a la traducción de La divina comedia de Dante Alighieri. Falleció a los 84 años el 19 de enero de 1906. Una multitud acompañó sus restos hasta la Recoleta.
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